lunes, 28 de mayo de 2018
martes, 22 de mayo de 2018
jueves, 17 de mayo de 2018
domingo, 13 de mayo de 2018
MEDICO AFRICANO
En 1975, Seyolo
Zantoko, recién graduado como médico originario de Kinshasa, acepta una vacante
de médico rural en un pequeño pueblo francés. Cuando llega a Marly-Gomont, la
gente tiene miedo porque nunca han visto a una persona de raza negra, comienzan
a hacer tipos de burlas y agresiones a su familia y Seyolo está decidido a
luchar y hará todo lo posible para ganarse la confianza de los aldeanos.
Para poder ganarse la
confianza de los aldeanos comenzó en que Seloyo ayuda a dar a luz a una aldeana y de ahí parte que las demás
personas acudan con él por una consulta médica.
Después de eso los
mismos habitantes del pueblo piden que Seloyo y su familia se queden en Francia
debido a que todos ya le tenían cariño.
Esto nos da a entender
que no hay que discriminar a las personas por su manera de pensar, de vestir o
incluso de ser. Todos somos iguales ante la ley y todos somos capaces de ser grandes
personas.
ETICA DE ENFERMERIA Y NUEVOS RETOS
La enfermería ha sido
una actividad que, a pesar de los cambios experimentados en su historia, ha
concedido siempre una gran relevancia a las exigencias éticas vinculadas a su
quehacer.
El origen de la
Bioética tiene que ver con la búsqueda de un lenguaje común que nos ponga de
acuerdo en qué valores han de ser respetados en la práctica sanitaria. Éste fue
el propósito del informe Belmont8 cuando estableció en 1978 los cuatro
principios éticos –tres originariamente– que debían guiar la experimentación
científica con seres humanos. Destinado en un principio a investigadores y
científicos, hoy en día prácticamente todas las profesiones sanitarias han
asumido los cuatro principios como el núcleo de las exigencias éticas de su
quehacer asistencial.
En las décadas de los
60 y 70 la imagen de la enfermera experimenta un gran cambio. La figura de la
enfermera como “abogada o defensora del paciente” entiende de manera diferente
la tarea de cuidar: proteger y defender los derechos del paciente; preparar al
paciente física y psíquicamente para que se defienda de las agresiones
potenciales de médicos y estructuras sanitarias.
Existen numerosas y
variadas acepciones de los cuidados de enfermería, desde las más existenciales
a las más técnicas: cuidado como trato humano; como imperativo y compromiso
moral de mantener la dignidad e integridad de las personas; como afecto,
implicación emocional, empatía e intimidad; como atención biológica, asociada a
la búsqueda de resultados fisiológicos; cuidado como acto terapéutico en el que
el paciente percibe necesidades y la enfermera interviene en la satisfacción de
las mismas.
Tres cosas van a
caracterizan el desempeño de una buena función cuidadora y, por lo tanto, de
una enfermería de calidad: un concepto de cuidado que incluya la participación
de otros profesionales y del propio paciente; el respeto de los principios
éticos en que se apoya la tarea de cuidar; y las actitudes que se exigen de la
persona que cuida. Incorporar los tres elementos en los programas formativos de
la enfermería mejorará la capacidad de los profesionales para prevenir y
resolver los conflictos éticos en la práctica asistencial.
CALIDAD EN EL CUIDADO DE ENFERMERÍA
Los cuidados de
enfermería transmiten un poder reductor cada vez que limitan las capacidades de
los usuarios; cuando no se reconoce lo que no pueden o saben hacer por sí
mismos y no se indaga por todo aquello que les motiva a descubrir sus propias
posibilidades, les genera sentimientos de valoración personal y les permite
ganar auto confianza para asumir sus cuidados y sus familias.
La calidad en el
cuidado de enfermería implica diversos componentes: la naturaleza de los
cuidados, para proporcionarlos, el objetivo que se propone y los medios
físicos, financieros, tecnológicos y humanos necesarios.
La dimensión ética
obliga establecer normas de calidad en todos los niveles, desde el conocimiento
científico hasta las relaciones interpersonales.
No hay calidad del
cuidado si no se logran acuerdos mínimos y compromisos entre los profesionales
en enfermería para la normalización de procesos y procedimientos.
LA ETICA EN EL ARTE DE CUIDAR
En
todo lugar, época y cultura, ha existido la necesidad en las personas de cuidar
y ser cuidadas.
El
sujeto de cuidado- los individuos, familias y colectivos, sanos y enfermos
constituyen el epicentro del cuidado de enfermería y por eso el cuidado
individualizado, respeta la autonomía, la unicidad o la totalidad de los seres
humanos como individuos y colectivos.
El
cuidado de enfermería es el bien interno de la profesión. En un acercamiento de
la profesión a la filosofía del cuidar, algunas enfermeras y la filósofa Adela
Cortina, recogen la definición de práctica como: “una actividad social
cooperativa que se caracteriza por tender a alcanzar unos bienes que son
internos a ella misma y que ninguna otra puede proporcionar. Estos bienes son
precisamente los que le dan sentido, constituyen la racionalidad que le es
propia y a la vez, le presentan legitimidad social”.
En
el cuidador de enfermería también es necesario tener en cuenta al cuidador como
ser potencialmente vulnerable, consciente de su vulnerabilidad y la de los
demás a quienes cuida.
El
cuidado de enfermería como fin de la profesión necesita medios para su
realización, los cuales se constituyen en orientadores, en pilares, en
componentes éticos del cuidar, que lo definen y especifican.
El
principio de justicia tiene relación con la distribución de cargas y
beneficios, con la racionalización del gasto, y de los recursos disponibles y
la formulación de políticas de salud.
Los
valores son propiedades o cualidades que poseen las personas, sirven de base
para las normas, las reglas y los comportamientos de los individuos.
Para
el cuidado de enfermería de los individuos, familias y colectivos presento
algunas propiedades que derivan de las características de los seres humanos,
dignos, únicos e irrepetibles, vulnerables, libres y con igualdad de derechos.
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