domingo, 13 de mayo de 2018

MEDICO AFRICANO


En 1975, Seyolo Zantoko, recién graduado como médico originario de Kinshasa, acepta una vacante de médico rural en un pequeño pueblo francés. Cuando llega a Marly-Gomont, la gente tiene miedo porque nunca han visto a una persona de raza negra, comienzan a hacer tipos de burlas y agresiones a su familia y Seyolo está decidido a luchar y hará todo lo posible para ganarse la confianza de los aldeanos.
Para poder ganarse la confianza de los aldeanos comenzó en que Seloyo ayuda a dar a  luz a una aldeana y de ahí parte que las demás personas acudan con él por una consulta médica.
Después de eso los mismos habitantes del pueblo piden que Seloyo y su familia se queden en Francia debido a que todos ya le tenían cariño.
Esto nos da a entender que no hay que discriminar a las personas por su manera de pensar, de vestir o incluso de ser. Todos somos iguales ante la ley y todos somos capaces de ser grandes personas.

ETICA DE ENFERMERIA Y NUEVOS RETOS


La enfermería ha sido una actividad que, a pesar de los cambios experimentados en su historia, ha concedido siempre una gran relevancia a las exigencias éticas vinculadas a su quehacer.
El origen de la Bioética tiene que ver con la búsqueda de un lenguaje común que nos ponga de acuerdo en qué valores han de ser respetados en la práctica sanitaria. Éste fue el propósito del informe Belmont8 cuando estableció en 1978 los cuatro principios éticos –tres originariamente– que debían guiar la experimentación científica con seres humanos. Destinado en un principio a investigadores y científicos, hoy en día prácticamente todas las profesiones sanitarias han asumido los cuatro principios como el núcleo de las exigencias éticas de su quehacer asistencial.
En las décadas de los 60 y 70 la imagen de la enfermera experimenta un gran cambio. La figura de la enfermera como “abogada o defensora del paciente” entiende de manera diferente la tarea de cuidar: proteger y defender los derechos del paciente; preparar al paciente física y psíquicamente para que se defienda de las agresiones potenciales de médicos y estructuras sanitarias.
Existen numerosas y variadas acepciones de los cuidados de enfermería, desde las más existenciales a las más técnicas: cuidado como trato humano; como imperativo y compromiso moral de mantener la dignidad e integridad de las personas; como afecto, implicación emocional, empatía e intimidad; como atención biológica, asociada a la búsqueda de resultados fisiológicos; cuidado como acto terapéutico en el que el paciente percibe necesidades y la enfermera interviene en la satisfacción de las mismas.
Tres cosas van a caracterizan el desempeño de una buena función cuidadora y, por lo tanto, de una enfermería de calidad: un concepto de cuidado que incluya la participación de otros profesionales y del propio paciente; el respeto de los principios éticos en que se apoya la tarea de cuidar; y las actitudes que se exigen de la persona que cuida. Incorporar los tres elementos en los programas formativos de la enfermería mejorará la capacidad de los profesionales para prevenir y resolver los conflictos éticos en la práctica asistencial.

CALIDAD EN EL CUIDADO DE ENFERMERÍA


Los cuidados de enfermería transmiten un poder reductor cada vez que limitan las capacidades de los usuarios; cuando no se reconoce lo que no pueden o saben hacer por sí mismos y no se indaga por todo aquello que les motiva a descubrir sus propias posibilidades, les genera sentimientos de valoración personal y les permite ganar auto confianza para asumir sus cuidados y sus familias.
La calidad en el cuidado de enfermería implica diversos componentes: la naturaleza de los cuidados, para proporcionarlos, el objetivo que se propone y los medios físicos, financieros, tecnológicos y humanos necesarios.
La dimensión ética obliga establecer normas de calidad en todos los niveles, desde el conocimiento científico hasta las relaciones interpersonales.
No hay calidad del cuidado si no se logran acuerdos mínimos y compromisos entre los profesionales en enfermería para la normalización de procesos y procedimientos.  

LA ETICA EN EL ARTE DE CUIDAR


En todo lugar, época y cultura, ha existido la necesidad en las personas de cuidar y ser cuidadas.
El sujeto de cuidado- los individuos, familias y colectivos, sanos y enfermos constituyen el epicentro del cuidado de enfermería y por eso el cuidado individualizado, respeta la autonomía, la unicidad o la totalidad de los seres humanos como individuos y colectivos.
El cuidado de enfermería es el bien interno de la profesión. En un acercamiento de la profesión a la filosofía del cuidar, algunas enfermeras y la filósofa Adela Cortina, recogen la definición de práctica como: “una actividad social cooperativa que se caracteriza por tender a alcanzar unos bienes que son internos a ella misma y que ninguna otra puede proporcionar. Estos bienes son precisamente los que le dan sentido, constituyen la racionalidad que le es propia y a la vez, le presentan legitimidad social”.
En el cuidador de enfermería también es necesario tener en cuenta al cuidador como ser potencialmente vulnerable, consciente de su vulnerabilidad y la de los demás a quienes cuida.
El cuidado de enfermería como fin de la profesión necesita medios para su realización, los cuales se constituyen en orientadores, en pilares, en componentes éticos del cuidar, que lo definen y especifican.
El principio de justicia tiene relación con la distribución de cargas y beneficios, con la racionalización del gasto, y de los recursos disponibles y la formulación de políticas de salud.
Los valores son propiedades o cualidades que poseen las personas, sirven de base para las normas, las reglas y los comportamientos de los individuos.
Para el cuidado de enfermería de los individuos, familias y colectivos presento algunas propiedades que derivan de las características de los seres humanos, dignos, únicos e irrepetibles, vulnerables, libres y con igualdad de derechos.